
De acuerdo al comunicado que lanzó Microsoft, "Encarta fue un instrumento que gozó de plena popularidad durante muchos años, sin embargo, la percepción de la categoría de Enciclopedias y la búsqueda de referencias ha cambiado. Actualmente, la gente busca información de manera completamente distinta que en años anteriores".
Y esque la diferencia es clara: Wikipedia, la enciclopedia libre en línea más popular de los últimos tiempos - y que ha sido duramente atacada por la dudosa procedencia de sus definiciones - tiene ya, al tiempo que se escribe esta entrada, más de 2.7 millones de definiciones que se mantienen actualizada constantemente. Encarta tenía ya poco qué hacer con sus 42,000 definiciones. Sin embargo, fue el mismo Encarta el que dejó entrever el futuro de la información en manos de los usuarios.
Un conflicto de percepciones
En una entrada de su blog, Enrique Dans hace una semblanza sumamente interesante de las situaciones que llevaron a la Enciclopaedia Británica al fracaso, a Encarta a una vida próspera como corta, y a Wikipedia a ser la fuente de referencia por elección en la actualidad.
En el texto, el autor habla de cómo la interpretación del precio como único factor diferenciador llevó a pensar a ambas co

Lo mismo sucede con Internet como medio de comunicación y publicitario. La información en la red fluye como el agua en las tuberías - basta con abrir el grifo para tener el agua, en ese mismo momento. Incluso el concepto de descargar la información y guardarla en el disco duro se vuelve rápidamente obsoleto, pues ya no es necesario. La información estará ahí siempre que el usuario la necesite. Y todo es, en la mayoría de los casos, sin costo extra para el usuario.
En la perspectiva de la generación de información para Internet, la web 2.0 permite que cualquier usuario participe en la generación y difusión del conocimiento. A través de blogs, wikis y podcasts, cualquier persona que tenga algo qué decir, podrá ser escuchada.
El periodismo digital, con problemas de credibilidad
Entonces, ¿cuál es la perspectiva futura de la práctica del periodismo y de la investigación? ¿Cómo asegurarnos que el que escribe está capacitado para hacerlo, y que la información que difunde es correcta?
La respuesta está en la profesionalización de las fuentes. Un estudio de McKinsey Quartely mostró que del 100% del contenido digital en los más populares SNS, wikis, podcasts y almanaques de información, sólo el 10% de los usuarios era responsable de generarlos. Por lo general, este 10% está conformado por individuos que sienten una auténtica pasión y disposición por alzar su opinión y contribuir en la red, y en varios casos en la búsqueda de la fama. Nunca por algún sueldo que se pretenda adquirir.
Por otro lado, la abrumadora vastedad de información que provee la web ha ido convirtiendo al usuario - sobre todo a la Generación M - en un ente sumamente crítico y con el poder de descartar la información que no considere fiable. Esta característica nueva del consumidor de conocimiento forza a todos aquellos que pretendan difundir algo en la red al estudio, a la profesionalización de la disciplina sobre la que escriben, y evidentemente al pulimento de las buena práctica de la redacción - so pena de quedar vetados como productores por su audiencia.
La forma en que los usuarios leen
Vivimos un proceso de especialización de lo

Los mismos medios ceden y cambian su manera de presentar la información, publicando reportajes más cortos, documentos más ligeros a la lectura y fuentes más claras. Se evita la retórica y el "garigoleo" lingüístico a toda costa. Todo esto hasta llegar a notas tan cortas como los 150 caracteres que permite Twitter en sus posts. Y todo este cambio es bien recibido por los usuarios, agradecidos de que se les ahorre tiempo valioso.
Una súplica al futuro
La población mexicana tiene un promedio de lectura de 1.2 libros al año per cápita. Este dato es aún más espantoso cuando se considera que sólo el 2% de los mexicanos es lector consumado. En lo personal, rezo por que estas adaptaciones de la información, y de la forma en que se esparce, fomente en las generaciones (en especial la Generación M, objeto de mis estudios) el hábito de la lectura más extensa y detallada, y sobre todo, que se disfrute.
Aún soy defensor de la prensa escrita y de los libros extensos, envolvedores y mágicos. Sin embargo, si de fomentar un cambio se trata, me uno al esfuerzo. ¿Quién sabe?, quizá es cierto lo que se dice: para correr, habrá que fomentar el amor a caminar.
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